Por Julio Carballo – Bello, investigador postdoctoral MAS y del Instituto de Astrofísica UC
Hace casi 15 años, un grupo de astrofísicos descubrió una sobredensidad de estrellas en la constelación de Canis Major (Can Mayor), justo por debajo del disco de la Vía Láctea y a muy poca distancia de nosotros. Entre las posibles explicaciones a esta nueva estructura, el equipo científico a cargo de esta investigación presentó como hipótesis que esta sobredensidad representaría en realidad el núcleo de una galaxia, devorada por la nuestra hace mucho tiempo. No sería la primera vez que esto es observado, ya que hay otros muchos ejemplos en las regiones externas de la Vía Láctea, con restos de galaxias y pequeños satélites asimilados por nuestra hambrienta galaxia a lo largo de su historia.
Sin embargo, a diferencia de esos otros casos de galaxias acretadas, la hipotética galaxia de Canis Major presenta propiedades que bien podrían ser explicadas de manera diferente. El escenario alternativo que más fuerza ha tenido desde el descubrimiento de esta sobredensidad es que Canis Major, en realidad, es una parte de la propia Vía Láctea y un efecto de proyección nos hace observarla como una gran nube en el cielo. Además, se ha postulado que posiblemente uno de los brazos espirales de nuestra galaxia en una determinada proyección daría lugar a los efectos que observamos y que asociamos con Canis Major.
En la última década ha habido pocas novedades referentes a esta sobredensidad ya que otras subestructuras del halo galáctico han aparecido en los últimos tiempos, concentrando la mayor parte de la atención de los nuevos instrumentos astronómicos. Entre ellos, la sonda espacial europea Gaia, lanzada en 2013, que tiene entre sus principales objetivos el estudio de la estructura y cinemática de la Vía Láctea. Los primeros datos se hicieron disponibles en 2016 y desde entonces, esta misión nos ha aportado datos de gran precisión, muy valiosos, acerca del movimiento de las estrellas y su distancia respecto a la Tierra.
Nuestro equipo de investigación pretende ahora rescatar a la sobredensidad de Canis Major del olvido en el que ha caído los últimos años y aprovechar esta nueva oportunidad que nos brinda Gaia para desentrañar las diferentes componentes de la Vía Láctea, incluso en regiones tan cercanas al plano como la ocupada por esta supuesta galaxia asimilada. Seleccionando una muestra de estrellas jóvenes azules asociadas a Canis Major, y que no se observan en ninguna otra dirección del cielo, e intentando determinar cuál es la velocidad y la órbita de esta polémica galaxia incrustada en el plano galáctico. Con estos resultados en mano, seremos capaces de dar respuesta a una de las cuestiones abiertas de la Arqueología Galáctica, una rama relativamente reciente de la Astrofísica y que intenta comprender cómo llegó nuestra galaxia a ser como la vemos hoy en día.