
Se trata del cometa C/2024 G3 (ATLAS), considerado el más brillante de las últimas dos décadas en acercarse a nuestro vecindario solar, y que en enero fue visible usando instrumentos sencillos como binoculares principalmente desde el hemisferio sur. Asimismo, descubrió el asteroide 2024 YR4, el que a fines de enero tuvo en vilo a las agencias espaciales calculando las probabilidades de colisión con la Tierra.
Desde el año 2022, el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS, por sus siglas en inglés) tiene ojos en el hemisferio sur. Sumándose a los telescopios ubicados en Halakeala y Maunaloa, en la Isla de Hawái, ese año se instalaron ATLAS – 3 (en Sudáfrica) y ATLAS-4 en el Observatorio El Sauce, en la región de Coquimbo. Este último instalado y operado gracias a la gestión y apoyo del Instituto Milenio de Astrofísica. Y fue precisamente a través de este instrumento con el que descubrieron dos objetos que durante enero y febrero tuvieron pendientes al mundo.
Cometa C/2024 G3 (ATLAS)

El cometa C/2024 G3 (ATLAS) alcanzó su punto más cercano al Sol el 13 de enero de 2025. Muchos especialistas temían que se desintegrara, ya que estaría cuatro veces más cerca de la estrella que el planeta Mercurio. Su sobrevivencia sorprendió también a los aficionados, que desde ese día buscaban cazarlo ya sea con cámaras, binoculares y, en zonas con menos contaminación lumínica, incluso a ojo desnudo. Se hablaba del cometa “más brillante que jamás hayamos visto”.
Su descubrimiento se produjo desde Chile, con el telescopio ATLAS-4. “El telescopio descubrió un objeto móvil, y observaciones posteriores hechas desde el Observatorio de Cerro Tololo -también en Chile-, con el objeto de calcular su órbita, y ver si existía posibilidad de colisión con la Tierra, revelaron que se trataba de un cometa. En estas últimas se detectó la aparición de la “coma” (nube de polvo y gas que envuelve el núcleo de un cometa) y la característica “cola”, explica Alejandro Clocchiatti, investigador MAS – UC y uno de los que lideran la operación de este telescopio.
Agrega que, al momento de su hallazgo, el cometa C/2024 G3 se encontraba a una distancia equivalente a 4,4 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, punto a partir del cual continúo siendo observado para conocer sus características. Originalmente formaba parte de los objetos de la nube de Oort, ubicada en los límites del Sistema Solar, a casi un año luz de nuestra estrella y poblada por los llamados “objetos transneptunianos”, que sería la cuna de muchos cometas de períodos largos como el cometa Halley.
“Por alguna perturbación gravitatoria este objeto cayó hacia adentro del Sistema Solar. Se considera uno de los llamados “cometas no periódicos”, vale decir, están en una órbita muy inestable influenciada por la interacción gravitatoria de otros planetas y del viento solar, lo que incide en la frecuencia de su paso por nuestras cercanías: sus aproximaciones se dan entre 150 mil y 600 mil años aproximadamente”, dice Clocchiatti.
Asteroide 2024 YR4

2024 YR4 fue descubierto en diciembre de 2024, también gracias a ATLAS-4. Se estima que mide unos 40 a 90 metros de ancho y durante enero causó gran expectación, ya que, aunque las primeras mediciones de su órbita no entregaron ninguna posibilidad de que pudiera estrellarse con la Tierra, eso cambio drásticamente en 2025. A fines de enero, las agencias espaciales le asignaron un nivel 3 en la escala de Turín, escala que clasifica de 0 al 10 el peligro de impacto asociado a un objeto cercano a la Tierra, o NEO por sus siglas en inglés. Además, estimaban una posibilidad de impacto de 1,2% en diciembre de 2032.
El 4 de febrero, esa probabilidad aumentó a un 2% y la ONU activó por primera vez el “Protocolo de Seguridad Planetaria”. Pocos días después, las posibilidades de colisión con la Tierra se elevaban a 3%. Actualmente (marzo 2025) gracias al estudio de nuevos datos, se designa que el riesgo es sólo de un 0,0017%, según NASA, y un 0,002% según la Agencia Espacial Europea (ESA).
Según Clocchiatti, los especialistas conocen muy bien la teoría que permite calcular la órbita de este tipo de objetos en el Sistema Solar, pero la precisión con la que se calculan posiciones futuras depende de la extensión y calidad de los datos. Eso es precisamente lo que sucedió: más y mejores observaciones hicieron que se pudiera precisar mejor cómo se está moviendo este cuerpo celeste.
Más allá de estos cambios, el descubrimiento de 2024 YR4 habla de lo bien que está funcionando ATLAS para descubrir estos objetos y tomar las precauciones que sean necesarias, lo cual es precisamente su objetivo.
A la fecha (marzo 2025), ATLAS ha descubierto 1175 asteroides cercanos a la Tierra, 107 asteroides potencialmente peligrosos, 99 cometas y 4.537 supernovas.
El Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides o ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) es un proyecto del Instituto de Astronomía (IfA) de la Universidad de Hawái y es financiado por NASA. Mientras ATLAS – 1 y ATLAS – 2 operan desde esta isla, en 2022, gracias a una colaboración multiinstitucional en la que participa el MAS, se instalaron ATLAS -3 (en la Estación de Observación de Sudáfrica) y ATLAS-4 (en el Observatorio El Sauce en Chile). Con ello, se convirtió en el primer rastreador de asteroides peligrosos capaz de realizar un escaneo completo del cielo nocturno cada 24 horas. Cada telescopio tiene 50cm de diámetro y pueden captar en una sola exposición un fragmento del cielo 100 veces más grande que la luna llena.

Con la idea de difundir los alcances del
proyecto, MAS creó tres personajes:
dinosaurios que representen a cada uno de
las locaciones de ATLAS y que tienen nombre
de asteroides. Bennu el Chilesaurio, Isis la
Paranthodon y Pallas el TRex, Guardiantes de
la Tierra.