Venus es el objeto más brillante que podemos observar en el cielo después del Sol y la Luna. A pesar de tener un tamaño y una masa similar a la Tierra, su atmósfera, formada casi en su totalidad por dióxido de carbono (CO2), es muy densa lo que produce un efecto invernadero tan extremo que incluso podría derretir el plomo. Por mucho tiempo se pensó que bajo esas espesas nubes se encontraría un paraíso tropical. Hoy, gracias a la observación en ondas de radio y a las sondas que han llegado hasta su superficie, sabemos que lo que hay en Venus debajo de esas nubes es más bien parecido al infierno.