Mercurio es el primero de los mundos rocosos y es el planeta más pequeño del Sistema Solar. A pesar de ser el cuerpo que orbita más cercano al Sol, no es el más caliente. Esto se debe a que no posee una atmósfera que regule su temperatura y atrape el calor. Su superficie se muestra altamente craterizada debido a la gran cantidad de impactos de asteroides y cometas, la mayoría de los cuales cayeron hace aproximadamente 3800 millones de años atrás. Siendo un planeta geológicamente muerto y sin atmósfera, esas cicatrices perduran hasta el día de hoy (igual que en la Luna).